El crecimiento familiar debe implicar el cambio progresivo en los acuerdos de relación entre sus miembros. Esto se realiza a través de un proceso de transición de una etapa a otra. Cabe destacar que estos cambios conllevan crisis. No todas las familias tienen la misma facilidad para superar los obstáculos que van apareciendo. Algunas tienen los mecanismos adecuados y salen incluso fortalecidos de cada etapa. Sin embargo, a otras les supone un gran coste para algunos o todos sus miembros.
El síntoma
El síntoma familiar es una señal de la dificultad para superar una etapa del ciclo vital.
Con síntomas nos referimos a conductas desadaptativas que aparecen en algún miembro de la familia que responde a un momento de cambio. Cuando el proceso evolutivo de una familia se disloca o interrumpe se produce una etapa de cambio familiar. Debido a ello, algunos de los miembros de la familiar pueden presentar conductas desadaptativas. Esto se considera una señal que indica el sistema familiar presenta dificultades para superar ese momento.
Por ejemplo, una depresión en una madre durante la fase de crianza de sus hijos, un divorcio de los padres cuando los hijos llegan a la adolescencia, alteraciones en la conducta de los hijos, etc.
Todo ello puede indicarnos que la familia está teniendo dificultades o resistencias en el proceso evolutivo.
La familia evoluciona
La familia crece y evoluciona y toda evolución implica cambios. Por tanto, el crecimiento familiar nos lleva necesariamente a transformar los acuerdos de relación y las reglas con que se manejan sus miembros.
Cabe destacar que el repertorio de reglas con el que cuenta una familia no es ilimitado. Muy por el contrario, está firmemente acotado por las historias de los miembros que la componen, y de las cuales se deriva un sistema de creencias y valores sobre las que el grupo se mantiene.
El hecho de compartir ese sistema de creencias y la manera especial en que éste se pone en juego en cada fase de la vida, a través de las reglas de relación, es lo que garantiza la unión y la permanencia en el tiempo de una familia como tal.
Negociando nuevas reglas
En todo proceso de crecimiento familiar, y precisamente en el tránsito de una etapa a otra, lo que debe negociarse es ese gran paquete formado por el sistema de creencias y reglas compartido. Cabe destacar, que esta evolución tiene que darse con una retroalimentación continua, esto es, la familia prueba nuevas estrategias y va instaurándolas o cambiándolas en función de su eficacia.
La tendencia natural del sistema es seguir utilizando el repertorio antiguo. Sin embargo, lo que en un pasado sirvió puede que haya pasado a ser desadaptativo. No es mismo educar a un niño de cinco años que a un adolescente de catorce, lo que me sirve para el primero, no tiene éxito con el segundo.
Muchas veces la familia se ve obligada a acudir al terapeuta familiar, en busca de ayuda para realizar ese tránsito de una etapa a otra con el menor coste posible.
Ejemplo de resistencia al cambio. Imaginemos una posible situación familiar con una evidente resistencia al cambio:
Un joven ha alcanzado la edad de independizarse y los padres se resisten al momento de facilitarle la salida del hogar. Como consecuencia de esto la persona puede desarrollar síntomas (depresión, adicciones, etc).
En este punto la familia puede optar por distintas soluciones. Estas pueden ser adaptativas o por el contrario complicar aun más el problema. El primer caso, ayudará a la creación de nuevas reglas y creencias. En el segundo, podemos entrar en una cronificación de la situación para toda la vida. En este último caso, se estaría dando una resistencia al cambio con gran coste para todos.
Cabe destacar que en todos los problemas emocionales, son varios los factores que contribuyen a su aparición. En este caso no es condición suficiente la resistencia del sistema para que este joven desarrolle una respuesta como la descrita. El joven tiene la posibilidad de responder con una conducta adaptativa, a la que el resto del sistema se irá adaptado paulatinamente.
Conclusión
En conclusión, no es de extrañar que muchos de los problemas emocionales que presenta una personas sean consecuencia de los momentos de transición familiar de una etapa a otra.
No dudes, en caso necesario, acudir a un profesional durante la transición.
El tiempo no se puede congelar, y la evolución es parte de la vida.
Centro Haya Psicólogos.