Los cambios bruscos de humor no son raros durante la adolescencia. Sin embargo, en ocasiones si persisten síntomas como la tristeza profunda, la inhibición, falta de interés por el entorno, sentimientos de culpabilidad, además de manifestaciones somáticas (trastornos digestivos, preocupaciones excesivas, amenorrea, anorexia, insomnio, etc.), son señales que hacen pensar que estamos ante una depresión.

 

Causas

Algunos especialistas sostienen que su origen debe cifrarse en el duelo por la pérdida de la infancia, aspecto que algunos jóvenes viven con especial intensidad; en otras ocasiones aparecen circunstancias desencadenantes que contribuyen, junto con la personalidad del joven, a iniciar el proceso depresivo: un fracaso sentimental, deportivo, escolar; fallecimiento de un familiar, divorcio de los padres, relaciones poco saludables dentro de la familia, etc. Lo importante es estar atento y comprobar si la intensidad y duración del proceso depresivo está en desproporción con el factor desencadenante; y si es así consultar con un especialista. No debemos olvidar que estamos en una etapa en la cual la prevención cobra gran importancia.

 

Conclusión

No se debe obviar un estado emocional depresivo en niños y adolescentes, ya que la evidencia de los estudios longitudinales informa que muchas de los problemas emocionales en la adultez tienen su origen en etapas de la vida anteriores. En este caso pide ayuda inmediatamente, ya que evitará posibles problemas futuros.

Centro Haya Psicólogos.