Somos diferentes en percibir e interpretar el mundo. De ello depende la manera de relacionarnos, pensar, sentir, amar, etc. Gran parte de nuestra felicidad depende de esto. Y, por otro lado, aun siendo conscientes de las dificultades, nos resulta complicado modificar ese sentir, ese pensar. Volvemos una y otra vez a donde no queremos ir, como el río vuelve a su cauce.
Tú no eliges ser racional o emocional
Siegel (2011) nos da una explicación a todo lo que esconde nuestra forma de mostrarnos al mundo. Según este autor, los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro nos ofrecen unas maneras totalmente diferentes de percibir la realidad y de comunicarnos con los demás. Nuestro cerebro se desarrolla y estimula desde la infancia; cuando una persona ha tenido una infancia fría, sin muestras afectivas, el hemisferio derecho del cerebro suele verse poco estimulado y el hemisferio izquierdo se vuelve demasiado dominante.
Ya en los primeros días de vida nos comunicamos con los demás a nivel no verbal, el llanto atrae la atención de la madre, ella ofrece su pecho y sacia al bebé… Enviamos y recibimos señales mediante las expresiones faciales, las posturas, los gestos, el llanto, etc. En estos primeros momentos las señales no verbales son el medio a través del cual nos comunicamos con el mundo y con nuestras figuras de apego. Si un bebé tiene hambre, frío, miedo, dolor, etc., manifiesta su estado a través del llanto, agita brazos y piernas, intenta atraer la atención del otro. Y si se siente contento, satisfecho y seguro, gorgojea y sonríe. Estos estímulos son percibidos por los cuidadores y, reaccionan a ellos, reforzando e interaccionando con las conductas del bebé. De este proceso se encarga el hemisferio derecho y los neurocientíficos han descubierto que este hemisferio es el más desarrollado y el más activo en los primeros años de vida, empieza a estimularse desde los primeros momentos. Sin embargo, el hemisferio izquierdo se empieza a activar en un niño de 2 a 3 años cuando empieza a preguntar el porqué de las cosas, orientándose más hacia el exterior.
Personas emocionales versus personas racionales
El hemisferio derecho tiene una conexión más directa con las áreas subcorticales del cerebro, es decir, el plano no verbal, las imágenes, metáforas, sensación de todo el cuerpo, memoria autobiográfica, sentimientos de apego, es visceral. En resumen, es emoción pura. Se orienta a la exploración del mundo interior propio y ajeno. Si una persona tiene desarrollado este hemisferio hablaríamos de personas emocionales. Por otro lado, el hemisferio izquierdo se halla más alejado de las funciones subcorticales básicas, se desarrolla más tarde y está relacionado con la parte lingüística, lógica, lineal, literal, dominado por el pensamiento racional. Si una persona tiene este hemisferio más desarrollado se trataría de personas racionales.
Cuando uso mi modo derecho, veo un mundo lleno de posibilidades interconectadas: ¡puede que tú también tengas razón!, ¡esto me puede servir para lo otro!, ¡tus ideas junto con las mías pueden llegar a crear algo!”. Sin embargo, cuando uso mi modo izquierdo, veo un mundo más dividido. Para el hemisferio izquierdo, sólo hay un punto de vista que pueda reflejar fielmente la realidad, y cuando miro el mundo por la lente del modo izquierdo, diría algo así como: “¡Esta es la manera correcta de verlo… la otra es sencillamente, errónea!”. No siendo consciente en ambos casos de este proceso.
¿Y si mi pareja es más racional que emocional?
Es fácil encontrarnos con parejas donde en una persona domina el modo izquierdo y en la otra el modo derecho. Por ejemplo, la esposa dice que se siente triste, por otro lado, el esposo contesta: vives con permanente insatisfacción, no tienes ningún motivo para estarlo. Se trata de una situación en la que los dos se quedan mal. Y lo peor de todo es que están convencidos, ambos, de que su sentir es real y que son incapaces de llegar el uno al otro.
Las vidas de muchas personas según Siegel (2011) está dominada por el hemisferio izquierdo, con el hemisferio derecho anquilosado; de esta forma estas personas se sienten más seguras, es una estrategia adaptativa para sobrevivir con menos dolor emocional. También hay personas dominadas por el hemisferio derecho y se sienten sobre estimuladas a nivel emocional con un gran sufrimiento. Cuando un modo domina sobre el otro, durante mucho tiempo, el resultado es rigidez, caos, etc.
Conclusión
Como solución a estos problemas y de acuerdo con Siegel, a través de la terapia podemos conseguir la estimulación del hemisferio derecho o hemisferio izquierdo, de tal manera que se produzca la integración entre ambos y el intercambio de energía e información.