Cuando aparece el amor nuestro sistema nervioso se ve inundado de una mezcla de hormonas. Esta intoxicación hormonal nos hace ver, sentir y pensar de forma diferente durante un periodo de tiempo. Según va evolucionando la relación, los niveles hormonales se van estabilizando hasta normalizarse. En ocasiones, y por distintas circunstancias, el amor pasa a evolucionar hacia un estado de obsesión y compulsión por el ser amado, por lo que ya no se puede considerar amor sano, sino más bien patología.

En estos casos aparecen los celos que pasan a sustituir al respeto del espacio. Aparecen los pensamientos intrusivos y constantes, que sustituyen a los pensamientos constructivos y positivos. El estado de tranquilidad pasa a ser sustituido por la frustración y la rabia. El amor y respeto hacia uno mismo es sustituido por el miedo y la inseguridad. El respeto a la libertad de tu pareja se sustituye por la necesidad de exclusividad. La concepción realista de la pareja se sustituye por el ideal.

Este proceso se da en cuatro fases:

En un primer momento se da la fase de atracción: la persona confunde la atracción física con el amor. En ese primer flechazo se siente profundamente enamorad@.

En la segunda fase aparece la fase de ansiedad: la persona tiene una intensa necesidad de estar constantemente con el otro miembro de la pareja, aparece el miedo al abandono, a la infidelidad, la inseguridad. Se pierde el apetito, el sueño.

En la tercera fase va surgiendo la obsesión: se pierde el control de uno mismo, no se puede dejar de pensar en la pareja y aparecen las compulsiones como llamadas constantes, revisión de mensajes, objetos personales, etc.

Por último, aparece la fase destructiva: la relación entra en un proceso de intenso deterioro, aparece depresión, odio hacia uno mismo, culpa, rabia, deseo de venganza.

¿Crees que sientes obsesión? No esperes más y pide ayuda profesional.